domingo, 11 de febrero de 2007

Sitael


Siempre pensamos en los ángeles como algo especial, mágico, bueno... pero parecemos olvidar que Satán era un ángel, el más hermoso de todos los serafines y víctima de uno de los pecados capitales. Los ángeles no son inmunes a los problemas que todos tenemos, ni a las pasiones que nos dominan.

Todos tenemos un ángel dentro, mi amiga Sylvana me dijo que el mío es Sitael, un serafín. Se dice de ellos que son los que están al lado de Dios... los primeros ante todos. Y Sitael en particular es el serafín que protege a los que sufren o tienen algún momento de peligro, de un accidente, robo o violencia. Da la capacidad a los humanos para perdonar sin rencor. Ayuda a quién sufre una calamidad y te protegerá en todo momento.

Todo esto me hace preguntarme, quien protege a los ángeles, ¿Acaso el ejemplo de Satán no es suficiente para ver que son débiles? ¿Que necesitan ayuda?

En fin, que todo el mundo necesita ayuda, hasta los que nos socorren. Estaría bien que todos fuéramos un poco más amables en este mundo, en el que todo parece irse al traste.

1 comentario:

Sombra dijo...

Ayer mientras repostaba combustible y pagaba lo que había echado en el depósito, entró un individuo de aspecto más que sospechoso. No vino en coche, iba andando y se dirigió a la dependienta con actitud agresiva, su andar decidido, ni me miró.
Ya estaba yo en la puerta y me volví, viendo en la cara de la mujer una expresión de súplica mezclada con el miedo. Así que me giré y me acerqué al mostrador, puse mi mano en él y miré fijamente al individuo, que guardó algo en su bolsillo y se marchó. La mujer estaba blanca y yo me dije que sin saber que había pasado, quizás me había jugado la vida. ¿Acaso es esto? ¿Realmente hago estas cosas porque estoy influenciado por un ángel que te asocian con el día que naces? Porque yo siempre he sido así, no ha sido a partir de leer lo de Sitael y lo sucedido en la gasolinera.

Bueno, al menos al volver vi que vendían un juego de PC que no tenía por 5 euros jajaja, una oferta tremenda. Vamos, que me llevé mi premio.