jueves, 2 de agosto de 2007

Campañas de tráfico.

Hoy he escuchado el nuevo anuncio de la dirección general de tráfico para intentar evitar tantísimas muertes en las carreteras. Esta vez se han volcado en la distancia de seguridad, como si fuera a servir de algo.

Las nuevas campañas se están caracterizando por ser mucho más agresivas, voces duras, sin entonación que prácticamente tratan de idiotas a todos aquellos que incumplen las normas de seguridad poniendo en peligro a todos aquellos que se comportan de manera mas o menos correcta, a los acompañantes y a si mismo, así como las consecuencias para los familiares. La verdad es que es un tratamiento muy acertado en muchas ocasiones, como es este en el que pregunta al que se pega al de delante si se siente poderoso acosando. Es una buena pregunta.


A mi personalmente me gusta mas alguna de las realizadas en otros países, el otro día comentaron que en Australia (creo que era allí, si me equivoco corregidme) decían que los que corren demasiado es porque tienen complejo de inferioridad en su órgano sexual y ponían en los paneles luminosos ‘¿Porqué corres? ¿Acaso la tienes pequeña?’. Como si las mujeres no corrieran, porque hace años todo el mundo se metía con ellas porque eran prudentes y un poco inseguras, pero poco a poco también se van decantando por coches potentes y las tienes pegadas pidiendo paso a la más mínima, que también tienen su derecho a acosar, no seamos machistas.


Es gracioso que hoy mientras escuchaba el anuncio he sufrido ese mismo tipo de acoso. Iba por la vía de servicio y tenía que girar en una salida con una curva muy pronunciada. Evidentemente te ves obligado a reducir (hay una señal que indica que a 40, pero a esa velocidad te sales, os lo aseguro) y yo siempre me echo al carril derecho para que los que quieran me rebasen. Pues uno que venía adelantando por el carril a toda velocidad se me pega. Debía llevar prisa, porque ha empezado con las ráfagas, insultos y claxon a toda mecha y eso a las 7:15 de la mañana, como estará a las 14:00, igual saca un fusil y se lía a tiros. Lo que no puedo hacer es salirme de la curva y despeñarme porque él se haya levantado tarde, lo siento, sobre todo porque él no va a girar.

Un ejemplo del absurdo humano es cuando hay un accidente. Las filas de vehículos se extienden por kilómetros, todo por culpa del morbo. Sinceramente yo no miro, no puedo hacerlo ¿No es bastante malo haber pasado por el accidente y ver los rostros de los tuyos asustados o heridos, como para tener que aguantar los ojos ávidos de gore de los rostros anónimos? Lo más increíble es como reaccionamos cuando vemos sangre, nos compadecemos, apartamos la mirada cuando precisamente es lo que estábamos buscando y decimos ‘pobre gente’ o ‘que horror’, cuando unos metros antes les llamábamos idiotas o cosas peores mientras nos hacían alguna que, si lo piensas fríamente, podría haberte costado la vida a ti y a los tuyos.



El problema de los accidentes es que hay dos rostros, el del que ha visto venir el impacto y el del que lo ha provocado. Difícil es muchas veces saber cual es cual, porque desde fuera es el mismo.

El morbo de la gente me repatea. A veces ves en la calle a alguien necesitado de ayuda y no mueves un dedo, pasas como si no lo vieras. A veces vas en el trasporte público y te haces el ciego o el dormido para no ceder el asiento a una mujer embarazada, alguien con muletas o una persona de edad avanzada.

A veces ves a alguien destrozando mobiliario público o privado y pasas de largo sin mover un dedo, ni siquiera para llamar a la policía. Es lo que yo llamo ceguera selectiva, hipocresía ciudadana o simplemente ‘humanidad’. Es muy triste que cerremos los ojos para ayudar, pero los abramos para ver el dolor ajeno.


5 comentarios:

SyL dijo...

Entiendo todo lo que dices, y ahora que yo ya estoy conduciendo me he dado cuenta de muchas cosas. Por ejemplo, el hecho de que vean a una mujer al volante ya la creen torpe y se ponen todos trogloditas intentando molestarte. Imagínate que yo aprendí hace años a mover un auto, pero licencia hace dos meses casi, y me han pasado bastantes anécdotas; un día me detuve en un “ceda el paso” y se puso al lado mío un tipo con su novia acelerando el motor, obviamente enchulado y todo. Listo, pudimos avanzar y el tipo se me puso a echar carreras (bien idiota) como la calle estaba desocupada, yo sólo llegué a mi velocidad normal y lo pasé sin problemas jo. Parece que el auto hacía más ruido que nada. En fin, hubiese sido más estúpido de mi parte haberle seguido el juego, como muchas veces pasa y es ahí donde suceden los accidentes. Es un tema de cultura cierto, por más advertencias que hagan, si la cabeza del que lleva el volante es hueca, no lo comprenderá.

Sombra dijo...

La gente cuando se monta al volante se trasforma, se vuelven agresivos y violentos. Un vecino que tenemos mas abajo casi saca de la carretera a mi mujer con su flamante BMW, luego le ve por la zona y es todo amabilidad. Es un mundo de locos este en el que vivimos, donde un tipejo que conduce bebido, arroya con su coche la cola de gente que espera a entrar en una discoteca a 150 km/h, cuando el límite es de 40 y mata a 9.

En fin, que el vehículo es una herramienta, pero puede ser un arma en las manos equivocadas.

SyL dijo...

Claro...podemos tener muchas cosas a nuestro alcance, el problema es quién usa aquellas herramientas.
Que triste!

Pero dime... ¿la culpa también es de las tabaqueras por inventar el cigarro? o ¿es culpa de los que compran y fuman?

He visto campañas asombrosas en contra de tabaqueras importantísimas, pero al final yo pienso que se te puede ofrecer de todo en este mundo, al final es decisión de uno tomarlo o dejarlo... ¿o no?

SyL dijo...

Me salí del tema, pero es que se me vino a la mente ese ejemplo :P

Sombra dijo...

Es un ejemplo como otro cualquiera. Podrías haber dicho que un coche puede correr mucho pero si tu no quieres no corres. Mi coche alcanza una velocidad que no creo que pruebe, algo malo tendría que pasar para hacerlo.

En fin, que es cuestión de principios, de educación y de supervivencia.